La excentricidad de los humanos ha rebasado el límite de lo permitido y ha llegado a un extremo impensable, al grado de causar dolor, sufrimiento y agonía a los animales, como si fuéramos una raza superior. La única diferencia entre las variedad de especies y nosotros, es que ellos se mantendrían en su hábitat a toda costa, mientras que nosotros los invadimos y los sacamos de allí para ser parte de la nuestra, de una manera cruel y desconsiderada.
Hasta ahora se han hecho con salamandras, tortugas, peces y ranas. Dentro la la burbuja quedan encerrados con pequeñas piedras y minúsculas figuras a modo de decoración. Los envases son apenas más grande que el animal, lo que dificulta su libre desplazamiento.
En el mejor de los casos (por llamarlo de alguna forma) el animal terminará siendo la mascota del propietario del llavero, pero lo más probable es que muera antes de que se termine el agua con oxígeno cristalizado.
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